LA PERDIDA DE LA ESPAÑA VISIGODA

005.-   El caracter electivo  a la sucesión a la corona visigoda fue siempre causa de frecuentes anarquías y asesinatos de monarcas que no pudieron convertir en hereditaria la sucesión al trono por la resistencia de los nobles a impedirlo.       

     El rey rodrigo, para sustentarse en trono, tuvo que vencer a sus enemigos vitizanos que le consideraban un usurpador, puesto que Akhila,, hijo de Vitiza, aspiraba a suceder a su padre, ayudado por Sisberto y Oppas, arzobispo de Sevilla, hermanos ambos de Vitiza.

          Y estos, en su afan de venganza, buscan el apoyo de judios y del conde Julián, gobernador bizantino de Ceuta y Tanger, enemigos del rey Rodrigo, y facilitando a los árabes la invasión de la Peninsula,  un ejercito de bereberes dirigido por Tariq, lugarteniente de Musa, gobernador musulman del norte de Africa, desembarca en las costas del estrecho.

             El rey Rodrigo acude rapidamente desde Córdoba, donde reune un ejército  de 100,000 hombres, pero, al llamamiento real, acudieron vitizanos con  fines traidores y a los que el rey, con confianza temeraria, dio el mando de las alas del ejército.

              La batalla que tuvo lugar a orillas del rio Barbate, junto a la Laguna de la Janda, duró ocho dias, pero en lo más reñido de ella, el arzobispo Oppas y Sisberto que mandaban las alas, respectivas se pasaron a las filas musulmanas, y el rey Rodrigo derrotado nada más se supo de él, probablemente murió o se salvó huyendo.

               Terminada la refriega, sólo se encontró su caballo y sus vestiduras reales hundidas en un lodazal. Su cadaver, tal vez, fue conducido secretamente por sus partidarios hasta la lejana Lusitania donde lo enterraron y después, avanzado el siglo IX, se encontró en una iglesia de Viseo un sepulcro en el que se leia: "Hic requiescit Rudericus ultimus Rex Gothorum"." Aqui yace rodrigo ultimo rey de los godos".

                Es de notar que los vitizanos queriendo hacer caer un monarca, Rodrigo, acabaron con la monarquia visigoda y abrieron las puertas de España a lo mahometanos, contra los cuales hubieron de luchar los cristianos casi ocho siglos para expulsarles.